The Get Down, lo último (a medias) de Netflix

The Get Down, lo último (a medias) de Netflix
Después del éxito de Netflix, Stranger Things, del que hablábamos la semana pasada, hoy hablamos de lo nuevo que la red de pago publicó el viernes previo al puente de agosto: The Get Down.

"Nuevo" porque lo han lanzado hace poco, pero lo cierto es que el proyecto data de hace dos años y medio, y los continuos retrasos en la postproducción han llevado a Netflix a tener que estrenar los 6 primeros capítulos de una temporada que aparentemente tendrá 12 ó 13 capitulos.

¿Y que le ha llevado a Netflix a romper su estrategia de publicar temporadas completas? Simplemente la serie ha costado (o está costando) más de 100 millones de dólares. Es decir que, cada capítulo, de media, vale unos 8 millones, casi lo mismo que costaron los pilotos de Perdidos, Fringe,  Roma... Y ojo, que hablamos de pilotos, que siempre son más caros que los capitulos genéricos.

El sobrecoste debe estar, claramente, en la preparación coreográfica de los protagonistas, porque si algo se ve en la serie es gente cantando, bailando, pinchando y haciendo turntablism. Y sí, ya sabemos que en televisión todo se falsea, pero aquí parece que estas cosas se han tenido bastante en cuenta.

Sobre la serie os diré que es una idea de Baz Luhrmann (Moulin Rouge, El gran Gatsby), que por cierto dirige únicamente el primer episodio (de hora y media), en el que deja su impronta, que quizás cueste seguir al resto de directores y que seguro que los detractores de la teatralización excesiva, coreografías marciales con efectos sonoros incluidos que no pegan ni con cola y ese movimiento de cámara no echarán de menos.

Gusta la incorporación de imagenes de archivo, el forzado de grano en algunas escenas, que contextualiza bien el marco en el que se mueve la trama, que como no puede ser de otra manera es de amor, aunque la verdadera historia es... la historia del Bronx de los años 70.

La música es importante en la serie, ya sea disco, funky o hip-hop. Incluso se permiten dramatizar la vida de grandes DJs de la época, y en concreto de Grandmaster Flash, que en la historia lo ponen a caballo entre el buen mentor y el camorrista.

Sorprende ver a Jimmy Santos (El Ala Oeste) con bigote y gafas siendo Papa Fuerte, a Giancarlo Espósito (Breaking Bad, Revolution) haciendo de predicador y, sin destacar, por bueno o malo, al hijo de Will Smith, Jaden.

Serie entretenida, que sirve para transportarnos a épocas no tan lejanas y con grandes similitudes a situaciones actuales. Un posible gran acierto de Netflix, que se da de plazo hasta 2017 (sin especificar fechas) para estrenar la segunda parte de la temporada, y para la que esperan que su audiencia sepa valorar el esfuerzo hecho, sobre todo, económico.
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