Sin mucho bombo ni monos con platillos haciendo de hombres-orquesta se presentó semanas atrás la serie
Sin Identidad de Atresmedia. Quizás el evitar el "muy pronto" y "proximamente" era para evitar generar una espectación que luego pudiera quedarse en nada o bien, que el propio grupo no creyera demasiado en la serie.
El caso es que la serie que protagoniza Megan Montaner acompañada de grandes actores y actrices como Victoria Abril, Lydia Bosch, Tito Valverde o Jordi Rebellón se ha convertido en un éxito y no es de extrañar.
Quizás el público estemos cansados de ver siempre las mismas historias que se repiten. Familias modélicas con abuelos tocahuevos, niños pedantes y adolescentes megahormonados... Que sí, que no voy a discutir que para enganchar a la señora de Cuenca, a la abuela del pueblo, mojar unas cuantas bragas y acartonar algún que otro calzoncillo no venga bien para ganar unos puntillos de share, pero si para variar cuentas alguna historia que merezca la pena pues igual te puedes ahorrar algunos "clásicos de la series patrias".
Conozco a gente, a muchísima gente, que ha vuelto a dar una oportunidad a la ficción española después de El Tiempo Entre Costuras, y que con Sin Identidad les ha pasado un poco lo mismo: hay una historia que tiene fuerza y se sustenta por sí misma sin tener que llevarla al desnudo fácil o a la simple colleja; es el guión quien lleva las riendas y no el product placement o las mismas tonterias de siempre.
Sin Identidad cuenta la historia de una muchacha que descubre que los que dicen ser sus padres no lo son, y que lo que aparentemente era una adopción es más bien otro caso más de niños robados en la década de los 70. La forma de contar la historia es mediante flashbacks quedando la trama de la actualidad en suspenso la mayor parte de los capítulos, dejando al espectador con ganas de saber cómo la protagonista acabó en una carcel china y que su familia "adoptiva" crea que ha muerto.
Además en esta serie todos los personajes parecen tener un punto de maldad o de esconder algo que sólo podría compararlo con la inacabada Motivos Personales, también española y de recomendable visionado, en la que se jugaba con el espectador a confundirle sobre quien podría ser el culpable, y aquí, en Sin Identidad, todos parecen no aliarse pero si ir en contra de que María descubra la verdad de cómo llegó a este mundo y a los brazos de sus padres adoptivos.