Antes de empezar os dejaré claro mis gustos personales. No me gustan los talent show, ni los reality show (o como diría un famoso crítico, la ratomaquia).
Desde que Gestmusic encajó "Operación Triunfo" a TVE, y ellos junto a una desaparecida discográfica hicieron el agosto (aunque sólo en su primera temporada), muchos han sido los intentos -y muchos también consiguieron funcionar de forma aceptable- por hacer que los televidentes vean/disfruten/se rían de según que artistas, si así se les puede llamar a algunos de los participantes de estos concursos.
Siguiendo el ejemplo de OT, cuando la gallina dejó de poner huevos de oro, plata, bronce hasta convertirse en kinder sorpresa, y siempre tras cambiar de cadena, los productores ejecutivos y programadores han intentado exprimir el invento con otros enjendros como el insultante "Tu si que vales", el horrendo y mal vestido "Todo el mundo es bueno" y el que llegará "La Voz".
Todos tienen en común algo y es coger a gente que haga algo con mas o menos gracia y un jurado, a ser posible comandado por Evaristo Mejide y un par de floreros más, que su única misión es destacar la vergüenza ajena que siente el telespectador en su casa. Espectáculo puro, oiga.
"Uno" y "Tu cara me suena", tampoco se libran, aunque hay que reconocerles el tono en el que se desarrollan, todo más blanco, más... Como decirlo, con un jurado que en lugar de insultar es todo amor y cariño. ¿Tanto cuesta ser sincero?
Todos estos formatos beben de una u otra manera de formatos extranjeros (American Idol, The X Factor) o de clásicos de nuestra televisión más casposa (La parodia nacional, Menudas estrellas o Lluvias estrellas).
Para rizar el rizo más aún, os recomiendo que no veáis nunca el esperpento "Dando la nota", donde ya puestos a ser insultantes, podíamos ver a gente famosilla compitiendo por minipuntos. ¿Furor? Si, pero más blanco. Afortunadamente esto no funcionó y deseo que los super-estrenos-talentosos de esta temporada fracasen. Y aunque mis deseos se cumplan, seguro que ocurrirá con el reggaetton, que trataron de meternoslo por los ojos y, aunque afortunadamente pasó de moda, siempre puedes encontrarte lugares donde siguen "disfrutándolo"