House of cards

House of cards
Buscando en el archivo de entradas me acabo de dar cuenta que jamás he hablado de un drama que, tiempo atrás, funcionó (y muy bien) al otro lado del charco. En España no lo fue tan celebrada, pero existía (y existe) un gran número de personas que no podían perderse El Ala Oeste. Sí, es cierto, he hecho distintas menciones a lo largo de la historia de Carta de desajuste, pero la serie se merece por si sóla una entrada. Y sí, soy fanático de Aaron Sorkin, y fue con El Ala Oeste con que se despertó mi admiración para este afamado guionista.

House of Cards no es una serie de Sorkin y es un drama político que no deja indiferente a nadie. Incluso a los que la política les importa tan poco como la cría del cangrejo en cautividad. Y es que conocer lo que a un político (y a su santa esposa) se les pasa por la cabeza para conseguir sus objetivos, ganar poder y saciar su afán controlador, engancha.

Quizás sea también en parte por los actores. Kevin Spacey es un excelente protagonista. Incluso he de reconocer que sus planos directo con mirada fija a cámara para explicar cómo y qué va a hacer para que sus interlocutores acaben en su terreno y que crean que es idea suya es, simplemente, alucinante. Y a la vez, incluso divertido.

Underwood (Spacey) es un congresista al que el nuevo Presidente le ha prometido cierto cargo de importancia y, es en la toma de posesión del cargo cuando el protagonista se entera de que ésto no va a ser así. Sus aspiraciones se ven frustradas y comienza la carrera manipuladora para ya no obtener el cargo prometido sino algo más.

En House of Cards no hay políticos modélicos, todo lo contrario. Drogadictos, alcohólicos... incluso el Presidente es un fusilánime que bien podría haberlo interpretado Dani Rovira con un corte similar a sus papeles más recientes. Y hay otros, sin peso político, que podrían ser considerados los secundarios, que aportan el contrapunto pues son personajes cuyas aspiraciones son tan altas que salvan obstáculos como el que se pone los calcetines por la mañana. Y es que si Francis Underwood tiene grandes aspiraciones, sus "marionetas" no se quedan atrás.

Creada para la red ¿internetera? Netflix, consta de 2 temporadas y la tercera que está al caer. Como para Netflix España es un país de tercera regional, no nos proveé de ella directamente y es Canal+ Series quien lo distribuye en España. Menos es nada, pero sería de agradecer que, como hace Netflix, al estrenar temporada nos permitiera consumir toda la tanda de capítulos de una vez.

No voy a soltar ningún spoiler, pero aparte de todo lo dicho, de las drogas, del sexo, de alcohol, de fiestas, de sueños truncados, prostitución, manipulación y ambición hay que sumar muertes, asesinatos y mucha, mucha conspiración. Como dije al principio, un dramón que engancha a cualquiera.
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